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sábado, 5 de julio de 2014

Rosa roja, tallos verdes. Incluye guía para docentes y otra para padres)

Esta historia sirve para entregarla en jornadas de capacitación docente o con reuniones de padres y madres de familia: 



1- Entregar la hoja fotocopiada con la historia de "Un niño", cuento de Helen Buckley.
Hacer lectura dirigida, mientras los participantes leen en silencio. Tome el tiempo de manera que se asegure que todos la leyeron. 

Si lo trabaja con docentes:
2- Preguntar: ¿Qué tipo de docente es la primera que nos describen en el cuento?.
3- Preguntar ,¿qué tipo de docente es la segunda docente? ¿Como sabemos que tipo de docentes somos?
4- ¿Auto evaluando nuestra particular forma de ser...indicamos todo o permitimos la libertad en la creatividad de los estudiantes?
5- Al finalizar la jornada, concluya retomando los comentarios y motive a reconocer en cada uno el estilo de enseñanza que tenemos y aplicamos a nuestros estudiantes. 

Si se trabaja con padres y madres de familia:

1- Pregunte: ¡Quién es el mejor de los docentes de acuerdo al cuento. Pida que le expliquen el porque de su opinión.

2-Permita una amplia participación.

3- Explique y concluya que cada docente potencia algo diferente en los niños, que no es que sea malo pero que cada docente moldea con todo lo que se hace en el aula un objetivo educativo.

4- Pregunte como padre si indican o permiten que los niños desarrollen su lado creativo.




Un niño un cuento de Helen Buckley. 
Erase una vez un niño que acudía por primera vez a la escuela. El niño era muy pequeñito y la escuela muy grande. Pero cuando el pequeño descubrió que podía ir a su clase con sólo entrar por la puerta del frente, se sintió feliz.

Una mañana, estando el pequeño en la escuela, su maestra dijo: Hoy vamos a hacer un dibujo. Qué bueno- pensó el niño, a él le gustaba mucho dibujar, él podía hacer muchas cosas: leones y tigres, gallinas y vacas, trenes y botes. Sacó su caja de colores y comenzó a dibujar.

Pero la maestra dijo: - Esperen, no es hora de empezar, y ella esperó a que todos estuvieran preparados. Ahora, dijo la maestra, vamos a dibujar flores. ¡Qué bueno! - pensó el niño, - me gusta mucho dibujar flores, y empezó a dibujar preciosas flores con sus colores.

Pero la maestra dijo: - Esperen, yo les enseñaré cómo, y dibujó una flor roja con un tallo verde. El pequeño miró la flor de la maestra y después miró la suya, a él le gustaba más su flor que la de la maestra, pero no dijo nada y comenzó a dibujar una flor roja con un tallo verde igual a la de su maestra.

Otro día cuando el pequeño niño entraba a su clase, la maestra dijo: Hoy vamos a hacer algo con barro. ¡Qué bueno! pensó el niño, me gusta mucho el barro. Él podía hacer muchas cosas con el barro: serpientes y elefantes, ratones y muñecos, camiones y carros y comenzó a estirar su bola de barro.

Pero la maestra dijo: - Esperen, no es hora de comenzar y luego esperó a que todos estuvieran preparados. Ahora, dijo la maestra, vamos a dibujar un plato. ¡Qué bueno! pensó el niño. A mí me gusta mucho hacer platos y comenzó a construir platos de distintas formas y tamaños.

Pero la maestra dijo: -Esperen, yo les enseñaré cómo y ella les enseñó a todos cómo hacer un profundo plato. -Aquí tienen, dijo la maestra, ahora pueden comenzar. El pequeño niño miró el plato de la maestra y después miró el suyo. A él le gustaba más su plato, pero no dijo nada y comenzó a hacer uno igual al de su maestra.

Y muy pronto el pequeño niño aprendió a esperar y mirar, a hacer cosas iguales a las de su maestra y dejó de hacer cosas que surgían de sus propias ideas.

Ocurrió que un día, su familia, se mudó a otra casa y el pequeño comenzó a ir a otra escuela. En su primer día de clase, la maestra dijo: Hoy vamos a hacer un dibujo. Qué bueno pensó el pequeño niño y esperó que la maestra le dijera qué hacer.

Pero la maestra no dijo nada, sólo caminaba dentro del salón. Cuando llegó hasta el pequeño niño ella dijo: ¿No quieres empezar tu dibujo? Sí, dijo el pequeño ¿qué vamos a hacer? No sé hasta que tú no lo hagas, dijo la maestra. ¿Y cómo lo hago? - preguntó. Como tú quieras contestó. ¿Y de cualquier color? De cualquier color dijo la maestra. Si todos hacemos el mismo dibujo y usamos los mismos colores, ¿cómo voy a saber cuál es cuál y quién lo hizo? Yo no sé, dijo el pequeño niño, y comenzó a dibujar una flor roja con el tallo verde.”