sábado, 13 de junio de 2015

El portero que no sabía leer.




No había en el pueblo peor trabajo que ser portero del prostíbulo.

¿Pero qué otra cosa podría hacer aquel hombre?

El hecho es que nunca había aprendido como leer ni escribir, no tenía ninguna otra actividad u ocupación.

Un día, entró como gerente del burdel un joven lleno de ideas, creativo y emprendedor, que decidió modernizar el lugar.


Hizo cambios y llamó a los empleados para dar las nuevas instrucciones.

Al portero le dijo:

-A partir de hoy, usted, además de estar en la entrada, va a preparar un informe semanal donde registrará la cantidad de personas que entran y sus comentarios y quejas sobre los servicios.

–Yo adoraría hacer eso, señor, balbuceó. - Pero no sé leer ni escribir.

- ¡Ah! ¡Cuanto lo siento! Pero si es así, ya no puede seguir trabajando aquí.

- Pero sr, no puede despedirme, he trabajado en esto mi vida entera, no sé hacer otra cosa.

- Mire, lo entiendo, pero no puedo hacer nada por usted. Le daremos una buena indemnización y espero que encuentre algo que hacer. Lo siento y que tenga suerte.

Dicho esto, se dio la vuelta y se fue. El portero se sentía como si el mundo se le derrumbara. ¿Qué hacer?

Recordó que en el prostíbulo, cuando se rompía alguna silla o una mesa, él las arreglaba, con esmero y cariño.

Pensó que esto podría ser una buena ocupación para conseguir un trabajo.


Pero sólo contaba con algunos clavos oxidados y una pinza mal cuidada.

Usaría el dinero de la indemnización para comprar una caja completa de herramientas.

En el pueblo no había casa de herramientas, debería viajar dos días en mula para ir al pueblo más cercano para comprar. Y así lo hizo.


A su regreso, un vecino llamó a su puerta:

- Vengo a preguntar si tiene un martillo para prestarme.

- Sí, acabo de comprarlo, pero lo necesito para trabajar, ya que...

- Bueno, pero yo se lo devolveré mañana muy temprano.

- Si es así, está bien.


A la mañana siguiente, como había prometido, el vecino llamó a la puerta y dijo:

- Mire, yo todavía necesito el martillo. ¿Por qué no me lo vende?

- No, lo necesito para trabajar y además, la ferretería más cercana está a un viaje de dos días, en mula.

- Vamos a hacer un trato - dijo el vecino.

Le pagaré los días de ida y vuelta, más el precio del martillo, ya que está sin trabajo en este momento. ¿Qué piensa?

Realmente, esto le daría trabajo por dos días más. Acepto.

Volvió a montar su mula y viajó.


A su regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su hogar.

- Hola, vecino. Usted vendió un martillo a nuestro amigo.

Necesito algunas herramientas, estoy dispuesto a pagarle sus días de viaje y una pequeña ganancia mas para que me las compre, porque yo no tengo tiempo para viajar para hacer las compras.

¿Qué piensa?


El ex portero abrió su caja de herramientas y su vecino eligió una pinza, un destornillador, un martillo y un cincel. Pagó y se fue. Y nuestro amigo guardó las palabras que escuchaba: " No tengo tiempo para viajar a hacer las compras”.

Si esto es así, muchos requerirán de él para viajar y traer herramientas.

En el próximo viaje, arriesgó un poco más de dinero, trayendo más herramientas de las que había vendido.

De hecho, podría economizar un poco de tiempo en los viajes.

La noticia comenzó a esparcirse por el pueblo y muchos, queriendo economizar el viaje, hacían encomiendas.

Ahora, como vendedor de herramientas, una vez por semana viajaba y traía lo que necesitaban sus clientes


Con el tiempo, alquiló un galpón para almacenar las herramientas y unos meses más tarde, se compró una vitrina y un escaparate y transformó el galpón en la primera ferretería en el pueblo. Todos estaban contentos y compraban allí.

Ya no viajaba, los fabricantes le enviaban los pedidos. Él era un buen revendedor. Con el tiempo, la gente de los pueblos cercanos preferían comprar en la ferretería, que tener que gastar días en viajes.

Un día se acordó de un amigo suyo que era tornero y herrero y pensó que él podría fabricar las cabezas de los martillos.

Y entonces, por qué no, los destornilladores, los pinzas, los cortadores, etc. ...


Y después estaban los clavos y los tornillos...

En pocos años, se convirtió, con su trabajo, en un fabricante de herramientas rico y próspero.

Un día decidió donar una escuela al pueblo.

En ella, además de la lectura y la escritura, los niños aprendían algún oficio.


En el día de la inauguración de la escuela, el alcalde le entregó las llaves de la ciudad, lo abrazó y le dijo:

- Es con gran orgullo y gratitud que le pedimos que nos conceda el honor de poner su firma en la primera página del libro de actas de esta nueva escuela.

- El honor sería mío, dijo el hombre. Sería una cosa que me daría mucho gusto, firmar ese libro, pero no sé leer ni escribir, soy analfabeta.

- ¿Usted? Dijo incrédulo el alcalde. ¿Construyó un imperio industrial sin saber leer ni escribir? ¡Esto es increíble! Y le preguntó:

- ¿Qué hubiera sido de usted si supiese leer y escribir?


- Eso lo puedo contestar, el hombre dijo con calma: - Si yo supiese leer y escribir... seguiría siendo el PORTERO DEL PROSTÍBULO.


ESTA HISTORIA ES verdadera, y se refiere a un gran industrial llamado ... Valentín Tramontina , fundador de Industrias Tramontina, que hoy cuenta con 10 fábricas, 5.500 empleados, produce 24 millones de unidades varias al mes y exporta bajo su propia marca a más de 120 países - es la única empresa brasileña en esta condición. La ciudad que se menciona es Carlos Barbosa, y está en el interior de Rio Grande do Sul.


Por lo general, las oportunidades son vistas como adversidades.

Las adversidades pueden ser bendiciones.

Las crisis están llenas de oportunidades.

Si alguien le bloquea la puerta, no gaste energía en la confrontación, busque las ventanas.

Recuerde la sabiduría del agua: " El agua nunca discute con sus obstáculos, sino que los rodea”.

Que su vida sea llena de victorias, no importa si son grandes o pequeñas, lo importante es celebrar cada una de ellas.

viernes, 12 de junio de 2015

Un maestro y su tarea para el verano.


Esta es la alternativa a los deberes de verano que este profesor italiano dejó a sus estudiantes y se volvió viral en Internet en los últimos días.
1. Por la mañana, cuando vayas caminando por la playa fíjate en el reflejo del sol en el agua, piensa en lo que más te guste en la vida y siéntete feliz. 2. Intenta usar todos los nuevos términos aprendidos este año: cuantas más cosas digas, más cosas puedas imaginar y más cosas puedas pensar, más libre te sentirás. 3. Lee todo lo que puedas. Pero no porque tienes que hacerlo. Lee porque el verano inspira sueños y aventuras y leyendo te sentirás como las golondrinas al vuelo. Lee …
2. Intenta usar todos los nuevos términos aprendidos este año: cuantas más cosas digas, más cosas puedas imaginar y más cosas puedas pensar, más libre te sentirás.
3. Lee todo lo que puedas. Pero no porque tienes que hacerlo. Lee porque el verano inspira sueños y aventuras y leyendo te sentirás como las golondrinas al vuelo. Lee porque es la mejor forma de rebelión que tienes. (Si queréis una lectura sugerida, preguntadme).
4. Evita todas las cosas, situaciones y personas que te influyan negativamente: Busca las situaciones y la buena compañía de los amigos que te enriquezcan, que te entiendan y que te aprecien por lo que eres.
5. Si te sientes triste o asustado, no te preocupes: el verano, como todas las cosas maravillosas, nos puede dar algún que otro problema. Intenta escribir un diario donde plasmes tus sentimientos (en septiembre, si te apetece, lo leemos juntos).
6. Baila. Quítate la vergüenza. En la pista de baile o en tu habitación. El verano es un festival y sería absurdo no formar parte de él.
7. Al menos una vez en tu vida tienes que ver el amanecer de un nuevo día. Permanece en silencio y respira. Cierra los ojos y siéntete agradecido.
8. Haz un montón de deporte.
9. Si encuentras a una persona que te gusta mucho, díselo con total sinceridad. No importa si él/ella termina por no entenderte. Si no lo hace es que él/ella no iba a formar parte de tu destino. De lo contrario, el verano 2015 será la gran oportunidad para caminar juntos. (Si esto sale mal, vuelve al paso 8).
10. Recuerda los apuntes de nuestras clases.
11. Sé alegre como el sol e indomable como el mar.
12. No digas palabras mal sonantes y sé siempre educado y amable.
13. Si vas a ver películas, hazlo en versión original para mejorar tus habilidades lingüísticas y tu capacidad de soñar. No dejes que la película acabe con los créditos; re-vívela mientras dure el verano.
14. Durante el día o en la noche, sueña en cómo puede y debe ser tu vida. Mientras dure el verano, reúne toda la fuerza que necesites para no renunciar a eso que quieres y haz todo lo posible para perseguir ese sueño.
15. Sé bueno.

miércoles, 3 de junio de 2015

EL HACHERO ESFORZADO



—No sé que pasa, gordo. En la “facu” no me va como a mí me gustaría.
—¿Qué quiere decir eso?
—Que mi rendimiento va bajando “sin prisa pero sin pausa”, desde que empezó el año. Mis calificaciones son todos sietes y ochos, quizás algún nueve. Pero en los últimos exámenes, no puedo pasar de un seis. No sé, no rindo, no me puedo concentrar, no tengo ganas.
—Bueno, Demi, también tienes que tener en cuenta que estamos sobre fin de año, quizás necesites un descanso.
—Yo pienso tomarme el descanso, pero todavía faltan dos meses para fin de año, y antes de eso es imposible. No puedo parar para tomarme vacaciones.
—A veces me parece que la civilización ha conseguido volvernos locos a todos. Dormimos de 12 a 8, almorzamos entre las 12 y la 1, cenamos entre las 9 y las 10... En realidad, nuestras actividades las decide elreloj. No nuestras ganas. A mí me parece que para algunas cosas es imprescindible cierto grado de orden, pero para otras es absolutamente incomprensible obedecer el orden preestablecido.
—Todo lo que quieras, pero ahora yo no puedo parar.
—Pero siguiendo, me dices que tu rendimiento disminuye.
—¡Debe haber otra forma!
Había una vez un hachero que se presentó a trabajar en una maderera. El sueldo era bueno y las condiciones de trabajo mejores aún; así que el hachero se decidió a hacer buen papel.
El primer día se presentó al capataz, quien le dio un hacha y le designó una zona.
El hombre entusiasmado salió al bosque a talar.
En un solo día cortó dieciocho árboles.
—Te felicito –dijo el capataz— sigue así..Animado por las palabras del capataz, el hachero se decidió a mejorar su propio desempeño al día siguiente; así que esa noche se acostó bien temprano.
A la mañana se levantó antes que nadie y se fue al bosque.
A pesar de todo el empeño, no consiguió cortar más que quince árboles.
—Me debo haber cansado –pensó y decidió acostarse con la puesta del sol.
Al amanecer, se levantó decidido a batir su marca de dieciocho árboles. Sin embargo, ese día no llegó ni a la mitad.
Al día siguiente fueron siete, luego cinco y el último día estuvo toda la tarde tratando de voltear su segundo árbol.
Inquieto por el pensamiento del capataz, el hachero se acercó a contarle lo que le estaba pasando y a jurarle y perjurarle que se esforzaba al límite de desfallecer.
El capataz le preguntó:
—¿Cuándo afilaste tu hacha la última vez?
—¿Afilar? No tuve tiempo de afilar, estuve muy ocupado cortando árboles.
—¿De qué sirve, Demián, empezar con un enorme esfuerzo, que pronto se volverá insuficiente? Cuando me esfuerzo, el tiempo de recuperación nunca alcanza para optimizar mi rendimiento.

Descansar, cambiar de temas, hacer otras cosas, es muchas veces una manera de afilar nuestras herramientas.


¿Cuanto tiempo dedicamos a afilar nuestras herramientas?

"EL VALOR DE LAS COSAS".



Cuento Zen: 

"Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?"

El maestro, sin mirarlo, le dijo:

-Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después…- y haciendo una pausa agregó: Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

-Encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.

-Bien- asintió el maestro.

Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete ya y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas. El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo.

Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.

Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, monto su caballo y regresó.

Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda. Entró en la habitación.

-Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

-Qué importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro.Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
-Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
-¡¿58 monedas?!-exclamó el joven.
-Sí -replicó el joyero- Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé… si la venta es urgente…El Joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

-Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y únicaY como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.

sábado, 23 de mayo de 2015

Historia reflexiva: Es mejor dar que recibir.

Hermosa historia para leer en silencio e iniciar una hermosa jornada de trabajo docente. 


Un estudiante universitario salió un día a dar un paseo con un profesor, a quien los alumnos consideraban su amigo debido a su bondad para quienes seguían sus instrucciones.
Mientras caminaban, vieron en el camino un par de zapatos viejos y supusieron que pertenecían a un anciano que trabajaba en el campo de al lado y que estaba por terminar sus labores diarias.
El alumno dijo al profesor:
Hagámosle una broma; escondamos los zapatos y ocultémonos detrás de esos arbustos para ver su cara cuando no los encuentre.
Mi querido amigo le dijo el profesor, nunca tenemos que divertirnos a expensas de los pobres.
Tú eres rico y puedes darle una alegría a este hombre. Coloca una moneda en cada zapato y luego nos ocultaremos para ver cómo reacciona cuando las encuentre.

Eso hizo y ambos se ocultaron entre los arbustos cercanos. El hombre pobre, terminó sus tareas, y cruzó el terreno en busca de sus zapatos y su abrigo.

Al ponerse el abrigo deslizó el pie en el zapato, pero al sentir algo adentro, se agachó para ver qué era y encontró la moneda. Pasmado, se preguntó qué podía haber pasado. Miró la moneda, le dio vuelta y la volvió
a mirar.
Luego miró a su alrededor, para todos lados, pero no se veía a nadie. La guardó en el bolsillo y se puso el otro zapato; su sorpresa fue doble al encontrar la otra moneda.
Sus sentimientos lo sobrecogieron; cayó de rodillas y levantó la vista al cielo pronunciando un ferviente agradecimiento en voz alta, hablando de su esposa enferma y sin ayuda y de sus hijos que no tenían pan y que debido a una mano desconocida no morirían de hambre.

El estudiante quedó profundamente afectado y se le llenaron los ojos de lágrimas.
Ahora- dijo el profesor- ¿no estás más complacido que si le hubieras hecho una broma?

El joven respondió:
Usted me ha enseñado una lección que jamás olvidaré. Ahora entiendo algo que antes no entendía: es mejor dar que recibir.

viernes, 22 de mayo de 2015

Cuento "La diferencia" (Incluye guía pedagógica)

Estimados docentes, en esta oportunidad su blog docente: 
Maestra Hazblog, les comparte una historia para trabajar con profesores.
El cuento que van a entregar a los participantes lo sugiero para cuando queremos sensibilizar docentes en cuanto al trato que los profesores brindamos a los estudiantes o entre nosotros.

Para abordar la temática se sugiere:
1º- Leer la diferencia. Debe leerla el capacitador o facilitador al grupo participante. Aclarando que les entregará la hoja con la historia despues. 
2º- Pregunte ¿cómo se está haciendo la diferencia en el centro de estudios al que se pertenece?, generalidades no casos puntuales: por ejemplo: se enseña ecologia, se dan clases gratis de costura, etc. 
3ª Entregue una hoja en blanco y pida que escriban,  respondiendo:
¿Los alumnos a los que he enseñado me recordaran por?... pidales que anoten la fecha, al finalizar la respuesta. 
Ese papel es de cada uno de los docentes, no lo leerán al público ni lo compartirán. 
4º- Dígales que en 5 minutos le pidan a sus estudiantes en el aula que anoten en una hoja, algo que no olvidaran que se les ha enseñado en el aula, que recojan los papeles y comparen con lo que ellos escribieron.

La conclusión de esta actividad es auto formativa. 
Explique: Un gesto, una palabra, un toque, un abrazo o simplemente mirar a los ojos alguien mientras habla, puede marcar la diferencia. Tu has sido puesto en este mundo para hacer la diferencia.

Finalice entregando la historia. 
 La diferencia. 


Hace años un profesor de la Universidad John Hopkin asignó a un grupo de estudiantes graduandos la siguiente tarea: vayan a los tugurios. Tomen a 200 muchachos entre las edades de 12 y 16 e investiguen su trasfondo y ambiente. Luego predigan sus oportunidades para el futuro.

Los estudiantes, tras consultar las estadísticas sociales, hablar con los muchachos y copilar mucha data, concluyeron que el 90 % de ellos pasarían algún tiempo en prisión.

Veinticinco años después a otro grupo de estudiantes graduandos se le asignó la tarea de probar la predicción. Volvieron a la misma área. Algunos de los muchachos –para entonces hombres– todavía estaban allí, unos pocos habían muerto, algunos se habían mudado, pero se pusieron en contacto con 180 del grupo original de 200. Descubrieron que solo cuatro del grupo habían sido enviados a la cárcel.

¿Por qué fue que estos hombres, que habían vivido en un criadero del crimen, habían tenido tan sorpresivamente buen comportamiento? A los investigadores se les dijo una y otra vez: “Bueno, había una maestra…”

Ellos insistieron y descubrieron que en el 75 % de los casos se trataba de la misma mujer. Los investigadores visitaron a esta maestra que ahora residía en un hogar para maestros jubilados. ¿Cómo había logrado ejercer tan sorprendente influencia sobre ese grupo de muchachos? ¿Podría ella darles alguna razón por la que estos muchachos todavía la recordasen?

“No”, dijo ella, “realmente no podría” Y entonces, meditando sobre todos esos años, dijo graciosamente, más para sí misma que para sus interrogadores: “Amé a esos muchachos…”




Alba Jiménez
Asesora educativa.

viernes, 15 de mayo de 2015

Cuento: ¿Me podrías ayudar?(Incluye guía pedagógica)


En esta ocasión les traigo un cuento para trabajar valores, puede desarrollarse con niños,con jóvenes, con adultos, con profesores o padres de familia. Usted acomode a los participantes que le corresponde.
Guía pedagógica para trabajar el cuento 


¿Me podrías ayudar?

1- Lea en voz alta el cuento.
2- Entregue una hoja con el cuento para que hagan lectura silenciosa.
3- Pregunte a los participantes ¿cuál es la razón por la que los animales no le ayudaron a la liebre? (la respuesta la escribirán e una hoja en blanco que usted les entregará)
4- Pida que intercambien papeles entre ellos y que lean y expliquen las explicaciones que les correspondió leer. 
5- Pida que le expliquen cuales son los valores que están presentes en este cuento. 
6- Cuestione a los participantes respecto a la vanidad que tenemos como padres,vecinos, profesionales, personas, etc y concluya que en cualquier momento nuestros valores están poniéndose de manifiesto. 

** Recuerde a los participantes solo les entregaremos el cuento, la actividad pedagógica y su desarrollo es solo del facilitador.